De vuelta. Para desquitar frustraciones, para hacer conteos regresivos, para hacer del Internet un punching bag.
Empecé este blog hace 3 años aproximadamente, lo he abandonado, retomado, escrito cosas y después las he borrado. Hace 3 años también empecé una carrera que no quería estudiar pero que asimilo necesaria para mi proyecto de vida. Conocí gente, buenos amigos, pocos, como es la naturaleza verdadera de la amistad. Nos intercambiamos sueños, deseos, secretos, arte, comida y risas, afortunadamente muchísimas risas. Se convirtieron en indispensables de mi vida, nuevas personas por quien reír, por quien llorar y sentir el inexorable miedo de quién tiene algo valioso –invaluable- que perder. Mis amigos me ayudaron a lidiar con el peso que representa mi ciudad, prejuiciosa, mocha, conformista, que sueña hasta los diez, se ríe hasta los veinte y a los treinta ya esta hecha mierda. Me asfixia… también la carrera. Paso mi tiempo he soñado con el escape, con la ciudad que ha devorado tantas personas, con una última confrontación con el reto, aquello que hace que aunque te sangre la nariz, siempre te levantes.
Espero. Como nunca, espero el escape. Igual que Sal Paradise, que Holden Cauldfield, salir corriendo hacia el destino solo para escupirle a la cara y correr en dirección contraria. Es lo que se debe hacer si es que el destino no es el que se desea.
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