lunes, 1 de noviembre de 2010

Biutiful






Biutiful, es la historia de Uxbal, un inmejorable Javier Bardem que se dedica a negocios relacionados con el tráfico de personas, al que se le diagnostica cáncer terminal. Alejandro González Iñarritu entrega en su cuarto film, una historia de narrativa lineal, como no realizaba desde su debut; el mediometraje para televisión Detrás del dinero.

Ya sin Guillermo Arriaga como guionista de cabecera, y sin pedirle a Rodrigo Prieto que emule –hasta cierto punto- los colores deslavados de Wong Kar Wai, Iñarritu ofrece una película que por momentos cae en esa denuncia social suya, en la que mira para abajo a "los menos afortunados" y por otro lado cuenta una historia de fantasmas y buhos en la nieve, pequeña, intimista, que dependiente absoluta de la titánica labor de Bardem, resulta por momentos en ese panfleto pretencioso y por otro lado y por momentos, en una historia sencilla y si, con capacidad para ser conmovedora.

Mucho se habla del carácter egomaníaco de Iñarritu, aquel que hace pocos días decia que si Luis Buñuel había rodado en México Los Olvidados, ahora el debía rodar Biutiful en España. Esa y otras lindezas le han acarreado fuertes juicios que alejados de lo cinematográfico, no merman su capacidad como narrador y eficiente esteta audiovisual, si bien, sobretrabajado en la mayoría de sus cintas, es en mi parecer un cineasta que hay que ver.